No encontraba solución, el pánico estaba dentro de su cabeza, todo lo demas era imposible de encontrar.
Suponia un sinfín de posibilidades, se creia engañado por el destino, el destino que tantas veces le habia dado la espalda, el destino que tantas otrasa veces le habia ofrecido un giño, uno de esos giños que tan bonitos se presentan, y tan pronto se van y te dejan destrozado.
Él esperaba, esperaba su oportunidad, pero sabia que su oportunidad ya habia llegado, y creia que su oportunidad ya habia pasado.
Ahora solo quedaba desear, desear y luchar, por qué no, lucharía de la mejor forma que conocia, aunque a veces (casi siempre) pensase que no servía ya de nada.
Debia buscar la solucion, debia encontrar la salida. Pretendía algo dificil, pero podría ser que no fuese imposible.
Donde estaba él, donde estaba para que las cosas se le quedaran tan alejadas, para verse en este lugar en el que ahora se encuentra tan enajenado.
Recuerdas esa tarde en la que el atardecer nos pilló despidiendonos en la puerta de tú casa? Recuerdas aquel momento en que nuestros ojos se miraron por primera vez, y aquel dia en que el frio de fuera nos era insoportable, y solo necesitabamos emborracharnos de nuestro propio calor, ese que tú y yo compartiamos, y que ni una buena manta puede dar.
Maldita sea, maldita sea la hora en que dejé todo morir, sin saber como ni por qué, ni cuando ni donde. Sin saber nada, yo, como un niño recien destetado, perdido en un nuevo universo, en un sitio enorme solitario y doloroso, desconocido pero a la vez familiar, buscando lo que tan de repente habia marchado, lo que tanto antes me había dado. Ni siquiera mi propia vida habia sido tan buena conmigo mismo.
Ahora nadando en este mar de confusión, mar de muerte, apestoso lugar sin reposo alguno, dejarte flotar para ver pasar, ver pasar lo que contigo no podré ver ni compartir.
Tú, donde estas? Mama, por qué?
