lunes, 10 de diciembre de 2012

Vagando solo encontré una moneda, pensé que sería un buen dia para mi.
Escuché algo, el viento me susurraba: “mira hacia el oeste”. Y yo miré.
Un bosque se abría y un sendero se internaba en él. Y lo seguí.
Un arbol tras otro, fui adentrándome en el bosque, perdiendome en él, solo sombras me rodeaban.
Y cuando la oscuridad parecía que me ganaba, allí estabas tú, apollada en ese arbol mágico, y allí sí había luz.
Mi escalera hacia el cielo.